Me llamo David G., soy diseñador y acostumbro a trabajar unas 10 horas diarias en la misma posición. Recuerdo haber visitado a mi médico de cabecera por un intenso y persistente dolor en el brazo derecho quien me remitió a un traumatólogo. Fui sometido a un fuerte tratamiento con medicamentos, y al concluirlo volví porque no solo no había desaparecido el dolor, sino que me dolía también el otro brazo.
Me propusieron cirugía para la hernia cervical
El traumatólogo me propuso repetir el tratamiento o enviarme al neurocirujano con el informe de la resonancia magnética, donde se apreciaba una hernia cervical en la C6-C7, para que me buscara una solución por medio de la cirugía. En ese momento, es cuando casualmente escuché a un amigo hablar de la quiropráctica, y me aseguró que mi problema podía resolverlo un quiropráctico.
La hernia cervical me producía terribles dolores, hasta que inicié el cuidado quiropráctico; desde el primer ajuste sentí alivio, y esa mejoría del dolor cervical fue progresiva a lo largo del tratamiento. Fue entonces cuando descarté la idea de una posible cirugía y no volví a ningún médico.
Además, lo increíble es que ya no requiero de medicamentos.
Otras mejoras además de la desaparición del dolor
Mentalmente me encuentro lúcido y ágil, a pesar de que mi trabajo sigue siendo el mismo, e igual de exigente. Tengo que resaltar que además de haber desaparecido el dolor que me producía la hernia cervical, ahora duermo más y mi descanso es de mayor calidad. Antes de los cuidados quiroprácticos no dormía bien, dormía pocas horas.
También ahora soy más consciente de mi postura, y procuro cuidarla durante el día, incluso a la hora de descansar. Además, desde que sigo el tratamiento quiropráctico, he notado un incremento del apetito, y he aumentado de peso corporal, teniendo en cuenta lo importante que es para una persona de complexión delgada.
Por último, decir que también he bajado el consumo de tabaco considerablemente, el cuerpo ya no lo reclama. Tengo más ánimo y me apetece hacer deporte.
Desde luego, todos los cambios han sido favorables y lo más sorprendente para mí es poder levantarme cada día sin dolor cervical y con una postura totalmente erguida. Los hombros y el pecho han vuelto a su sitio, el cuello en alto.
No dudo en decirle a otros los cambios que he conseguido y recomendar este tipo de cuidado.
El artículo apareció publicado en el libro Más años en su vida, y más vida en sus años.
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