Hace aproximadamente dos meses, descubrimos por primera vez que Em tenía displasia de cadera¹. Nos pusimos de inmediato a buscar todas las opciones posibles para ayudarla. Visitamos a un fisioterapeuta, a un cirujano ortopédico pediátrico, a un médico pediátrico de medicina física y rehabilitación, y a un quiropráctico. Ese fue todo nuestro repertorio.
Escepticismo ante la quiropráctica
Sé que la gente es muy escéptica cuando se trata de quiroprácticos. De hecho, cuando Em entró en la consulta médica para obtener el botox para su displasia de cadera, el médico me preguntó si actualmente estábamos viendo a alguien más, aparte de los médicos del hospital, y les dije que estaba viendo también a un quiropráctico. Entonces su respuesta fue: está bien, pero no esperes que haga nada. Me hubiera gustado responder y decirle, estás equivocado, la quiropráctica está marcando la diferencia en el mundo…, pero pensé que no era el día para hacerlo. Mi marido Derek estaba conmigo y odia cuando, estando él delante, le llevo la contraria a la gente en público… así que me mordí la lengua.
Además de la displasia de cadera Em tenía problemas de conducta
Cuando fuimos al quiropráctico, obviamente estaba buscando algún tipo de solución para la displasia de cadera de Em, pero lo que obtuvimos a cambio fue mucho más. No he mencionado esto anteriormente, pero Em por mucho tiempo fue una niña muy difícil. Gritaba constantemente, pataleaba y lloriqueaba, y nunca podías apartarte de ella. Necesitaba atención constante, pero al mismo tiempo prácticamente me odiaba y solo quería a Derek, y lloraba cuando su padre estaba en el trabajo. Llegué al punto en que pensaba para mis adentros: esto no puede continuar así, o me volveré loca». La vida con Em durante los dos últimos años había sido muy difícil.
Así que llevé a Em al mismo quiropráctico que me había estado tratando a mi con algunos problemas de cadera que tuve, y de inmediato la niña conectó con él. El quiropráctico la dejó jugar con el esqueleto que tenía en la consulta, le permitió tocar sus instrumentos, y ella se divirtió mucho. Luego llegó el momento del ajuste, y obviamente gritó, porque no tenía idea de lo que realmente estaba sucediendo, pero luego, se tranquilizó nuevamente. Últimamente ha estado obsesionada con las tiritas, así que él le puso una y la envió a casa feliz.
El ajuste quiropráctico obró un milagro
Sin embargo, el verdadero milagro ocurrió cuando subimos al coche. Mientras le abrochaba el cinturón de seguridad, vi que estaba radiante, sonriendo de oreja a oreja, y como si me leyera el pensamiento me dijo: ¡Estoy mucho mejor! ¡El doctor ha hecho que esté mejor! El viaje de vuelta a casa, que habitualmente consistía en gritos y dramas, fue reemplazado por rayos de arco iris, mariposas y unicornios revoloteando… No tenía idea de lo que estaba pasando… Y los días siguientes transcurrieron de la misma manera, con una calma inusual. Esta niña, tan difícil de tratar, se convirtió en una de los niñas más dulces del planeta.
Desde entonces, Em se ha acurrucado en la cama conmigo, Me deja que le lea cuentos, jugamos juntas con la plastilina en la mesa de café durante horas y horas. Ahora es capaz de jugar sola después de la escuela, o de echarse una siesta, algo que no había hecho en casi dos años… Honestamente, siento que estoy recuperando gran parte de su infancia, ya que las dificultades de los dos últimos años no me habían permitido disfrutarla.
La vida de Em cambió radicalmente
La única explicación que he podido encontrar es que, aunque Em no tiene parálisis cerebral, su displasia de cadera la mantenía en tensión continua. Recientemente leí un artículo sobre las alteraciones que produce un dolor crónico incontrolable, que me dió mucha luz. Supongo que Em ha tenido un dolor crónico subyacente que no supo cómo comunicarnos, y los ajustes que ha realizado el quiropráctico han eliminado ese dolor, haciendo que su calidad de vida en general sea mucho más cómoda.
Las últimas seis semanas con Em han valido la pena cada día difícil que hemos tenido en el camino. Y todo gracias a la quiropráctica.
El artículo apareció publicado en la web thehappyflammily.com
En algunos casos se ha variado un poco la redacción para ajustarla a los usos del español.
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«Displasia de cadera» es el término médico que se utiliza para indicar que la cavidad de la cadera no alcanza a recubrir por completo la porción esférica del extremo superior del fémur. Esto causa que la articulación de la cadera se disloque total o parcialmente. La mayor parte de las personas con displasia de cadera nacen con esta afección. Ref. Mayoclinic.org