Mi nombre es Gaby y tengo 67 años. Desde los 23, se por un traumatólogo del pésimo estado de mis cervicales, y de cómo la artrosis afecta casi todas las vértebras de mi columna. Pero la quiropráctica alivió mi vida. Conocí la quiropráctica leyendo una información sobre esta disciplina.
Y más tarde escuché a varios quiroprácticos hablar en directo sobre su trabajo…
La artrosis me invadía
Estoy operada de la columna. Me hicieron una fijación con tornillos en L3, L4 y L5. Además de tener hernia discal y artrosis en C4, C5, C6, D6, D7 y D8. En la D1 y D2 sólo artrosis, y espondiloartrosis en L2, L3, L4, L5 y S1.
Sentía muchísimo miedo de iniciar los ajustes sobre todo en el cuello, porque desde mis 23 años sé, por un traumatólogo, del pésimo estado de mis cervicales. Tenía dudas de cómo ajustarían a una persona operada de la columna, con una artrosis tan extendida y con tres vértebras totalmente fijadas con una placa y tornillos. Pero me dieron una respuesta que me pareció lógica y sensata: lo que está fijo no se puede mover, pero todo lo que está en su extremo superior e inferior sí. Y ayudaría a restablecer el bienestar perdido, contribuyendo a que el resto de funciones del cuerpo se optimicen dentro de sus posibilidades. Y así fue.
Me decidí por la quiropráctica
El miedo es obvio si se ha sufrido, si se tiene un diagnóstico como el mío y si no se conocen de antemano los resultados que tendrán los ajustes quiroprácticos en el cuerpo (nadie quiere estar peor). Además, la gente en general, siempre advierte del riesgo de tocar la columna y el cuello en particular. Pero había una opción para votar y mi decisión fue decir sí.
Una sola cosa tenía clara: no quería seguir sintiéndome como estaba, no podía continuar con tanta rigidez. El movimiento de todo mi cuerpo era en bloque y la pesadez del cuerpo no me dejaba dormir.
Recuperé la flexibilidad del cuerpo y el movimiento
Un año después de recibir ajustes quiroprácticos, con un programa planificado, puedo decir que mi cuerpo ha recuperado flexibilidad. Ya no padezco dolores. Y si puntualmente tengo algún día malo por la artrosis, me ajusto un par de veces seguidas, y lo supero enseguida.
Ahora, duermo fantástico, camino rápido, estable, y nunca más me he vuelto a sentir espasmos en los músculos. Me siento más viva y puedo hasta bailar, algo que me encanta hacer. Todos los que me rodean han notado mi mejoría..
Yo animo a todo el mundo a informarse, y luego a decidir con confianza.
Gaby L.
El artículo apareció publicado en el libro Más Años en su Vida y Más Vida en sus Años.
En algunos casos se ha variado un poco la redacción para ajustarla a los usos del español.
Todas las historias publicadas aquí son reales, aunque la imagen no es la del protagonista, es de archivo. Asimismo, se reflejan los datos personales tal y como aparecieron publicados.
La artrosis es una patología reumática que lesiona el cartílago articular. Las articulaciones son los componentes del esqueleto que nos permiten el movimiento y, por tanto, nuestra autonomía funcional y están formadas por la unión de dos huesos a través de la cápsula articular. En el interior de las mismas existe, generalmente, un fluido llamado líquido sinovial que es producido por la membrana sinovial. Los extremos óseos que se unen para formar la articulación están recubiertos por el cartílago articular.
Cuando este cartílago articular se lesiona, se produce dolor, rigidez e incapacidad funcional. Normalmente la artrosis se localiza en la columna cervical y lumbar, algunas articulaciones del hombro y de los dedos de las manos, la cadera, la rodilla y la articulación del comienzo del dedo gordo del pie.
Ref. inforeuma.com