Llegué al Centro Quiropráctico en noviembre del 2009 por recomendación de mi doctora de la Unidad del Dolor del hospital al que acudía. Mi estado físico era penoso. No era capaz de cubrir mis necesidades básicas diarias, para todo necesitaba la ayuda de mi familia.
El sindrome miofascial y otros dolores
Llevaba casi dos años de baja. Además de dos operaciones de cervicales con prótesis y tornillos incluidos, infiltraciones varias y un síndrome miofascial que me dejó con muletas para andar y un sinfín de medicación (unas 20 pastillas al día y parches de morfina para aliviar el dolor que aumentaba día a día). Mi estado psíquico y emocional iba en declive. Reconozco que cuando llegue al centro estaba un poco reticente, pero era mi última posibilidad.
Resultados de la quiropráctica
Con la quiropráctica había empezado a reducir la medicación y me sentía mucho mejor física, psíquica y emocionalmente. Mi vida había empezado a cambiar para mejor y eso era algo que se reflejaba en mi aspecto. Ahora, apenas 3 meses después,casi no queda rastro del síndrome miofascial: ando perfectamente y no tomo ningún tipo de medicación. Puedo hacer deporte y estudio. Mi familia ya no me tiene que atender, ni estar pendiente de mí.
Cuando fui a las revisiones médicas de la Unidad del Dolor y de rehabilitación, los médicos que me atendieron se quedaron sorprendidos y perplejos ante mi mejoría. Y como no, por ver una sonrisa dibujada en mi cara. La desesperación que me producía el sindrome miofascial y el dolor, había dejado paso a la curación.
Rosana.
El artículo apareció publicado en el libro Más años en su vida, Más vida en sus años.
En algunos casos se ha variado un poco la redacción para ajustarla a los usos del español.
Todas las historias publicadas aquí son reales, aunque la imagen no es la del protagonista, es de archivo. Asimismo, se reflejan los datos personales tal y como aparecieron publicados.
El síndrome miofascial es un cuadro de dolor regional de origen muscular, localizado en un músculo o grupo muscular, que consta de una banda tensa, aumentada de consistencia, dolorosa, identificable por palpación y en cuyo seno se encuentra el punto gatillo (PG) y dolor referido a distancia, espontáneamente o a la presión digital.
Las causas están relacionadas con factores biomecánicos de sobrecarga o sobreutilización muscular o microtraumatismos repetitivos. No se conoce la fisiopatología, pero parece deberse a una disfunción de la placa motora por liberación excesiva de acetilcolina. Ref. www.reumatologiaclinica.org